domingo, 17 de octubre de 2010

Final de Donde su fuego nunca se apaga.

       Harriet se encontraba sola en la habitación junto a Clemente Farmer, a punto de hacer su confesión, pero algo la detuvo, fue su deseo de besarlo de sentir su cuerpo sobre el de ella, y solo le dijo:

-No necesito confesarme te necesito a ti, ven dame tu mano vivamos juntos una ventura. Te prometo que no te arrepentirás. Haré que te sientas como un verdadero hombre. Dejemos todo,yo te daré el paraíso que siempre has soñado tener. Realiza conmigo tu obra de caridad.

    El se sintió emocionado, pensó en lo aburrida que había sido su vida en el sacerdocio y aceptó sin demoras.

   Al momento de su partida, un platillo volador lo interceptó y se los llevó hacia el planeta Marte. Allí se amaron y enseñaron a los seres que habitaban este planeta la verdadera forma de amarse entre sabanas y grandes llamas de amor. Por hacer esta gran obra, como premio obtuvieron un viaje sin regreso hacia el infierno, donde Oscar Wade les hizo sentir como se vivía en un real y verdadero paraíso infernal.

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